LOS MALDONADO

 

Los Maldonado, la estirpe del Señor de Moronta

 

Con motivo de la celebración de San Antón en Vitigudino, en honor a la Batalla que aconteció en este municipio el 17 de enero de 1476, hace 541 años (según contaba Manuel Moreno Blanco en su libro “La Gudina”) nos gustaría analizar la figura y el linaje de la persona que lideró tal batalla, Juan Maldonado. Batalla ocurrida en el contexto de la guerra civil estallada a la muerte de Enrique IV, en la cual se enfrentaron por el trono de la Corona de León y Castilla la princesa Juana (conocida como “La Beltraneja” y su tía Isabel (conocida como “La Católica”). En ella Juana fue apoyada por el marido, el rey de Portugal, mientras que a Isabel la apoyaba Aragón, patria de su marido Fernando. En este contexto, el oeste de la Corona fue más proclive a Juana, que estableció su cuartel general en la ciudad de Toro, hacía donde se dirigían las tropas “juanistas” entrando por San Felices, cuando en Vitigudino, les salió al paso Juan Maldonado (que era proclive a Isabel) teniendo así lugar la Batalla de San Antón en la que el Señor de Moronta líder de los comarcanos y vitigudinenses resulto vencedor.

Juan Maldonado, Señor de Hormaza y de Moronta (títulos que ostentaba por aquel entonces, herencia de su linaje), era natural de Guadramiro, donde tenía su gran palacio construido en el siglo XV, época en la que se inicia la historia de esta familia, la cual sería tan importante, a partir de entonces, tanto dentro de nuestra comarca y provincia como fuera de sus límites, alcanzando en el año 1763 los títulos de Marqueses de Castellanos (por su heredad de Castellanos de la Cañada, en Ávila) y Vizcondes de Hormaza, nombres por los que ya se les ha conocido hasta nuestros días.

El apellido Maldonado fue considerado por la familia, como el principal de sus apellidos, y como el que respondía al origen del linaje. Prueba de ello es su escudo, compuesto por cinco flores de lis, que fueron siempre el símbolo de esta familia cuyo primer miembro en establecerse en Salamanca fue D. Arias Pérez Maldonado, que llegó en el año 1295 procedente de Galicia. Dos siglos después, los Maldonado se habían constituido en poderosos nobles locales, y encabezaban la oligarquía salmantina, junto a los Solís, los Monroy, los Enríquez y otros linajes.

Procedente de Burgos, una rama de los Hormaza, pronto se unió con la familia Maldonado puesto que, en el siglo XV, Juan Maldonado ya se titulaba señor de Hormaza. Éste pasó a ser titular del Señorío de Moronta tras emparentar con los Rodríguez de Ledesma, en concreto, tras su matrimonio con Berenguela Rodríguez de Ledesma, que ya era Señora de Moronta. Estos serían los abuelos del Juan Maldonado de la Batalla de San Antón, servidor de los Reyes Católicos en sus guerras contra Portugal) comenzando con ellos la larga historia de este interesante linaje.

Tras dicho matrimonio, los Maldonado decidieron erigir un palacio en Guadramiro y, con su construcción, la familia selló su residencia en esta localidad, convirtiendo a Guadramiro en el epicentro administrativo de las grandes propiedades que poseían en la zona y que abarcaban varios pueblos.

El palacio de los Maldonado en Guadramiro estaba cercano a la torre, la cual ejercía funciones militares de defensa del mismo, y a la cual se le adosó la iglesia posteriormente. Dicho palacio databa del siglo XV, con fachada de cantería. Estaba decorado con bolas en esquinas y cornisas al igual que la actual torre de la iglesia, la cual, como se ha indicado, se construyó como atalaya para su defensa. Las armaduras eran de par y nudillo, mientras que las almojayas tenían labor de menado.

 

La entrada estaba formada por una amplia puerta en arco, adornada con tachuelas negras y grandes como las de los castillos. En el centro de la fachada de cantería destacaba el blasón de los Maldonado, con 5 flores de lis puestas en sotuer.

 

La mansión disponía de seis cuartos bajos y otros seis altos, con sus paneras, un corral, un patio y varias dependencias que servían de oficinas excusadas. Tenía doscientos veintiséis vidrios, entre puertas y ventanas; un jardín, un gabinete y otras estancias más. Cada habitación tenía los azulejos de un color, y en todas ellas había retratos y tapices de gran valor. El conjunto medía 70 metros de frente por 62 de fondo, con una altura de unos 9 metros.


Hay que señalar, por otro lado, que el Palacio de Guadramiro perduró hasta mediados del siglo XX, siendo recordado perfectamente por los mayores del pueblo.

 

Guadramiro era el lugar de residencia y centro administrativo de la propiedad del Señor de Hormaza y Moronta. Así, además del gran palacio en Guadramiro, estaban sus grandes paneras y almacenes donde recogían sus diezmos en grano, a las cuales llegaban continuamente en carros desde sus grandes latifundios.

 

 

En cuanto a sus propiedades concretas, los Maldonado poseían el termino íntegro de Moronta (1052 Has), de ahí que fueran Señores de Moronta, el término completo de Encinasola (2037 Has), el de Barceo (631), el de Picones, parte del de Villasbuenas (1000 Has), parte de Fuentes de Masueco, Valderrodrigo, Peramato, Castellanos de Moriscos… y una parte en Guadramiro.

 

Por otro lado, pese a haberla convertido en la capital de sus dominios, el termino de Guadramiro no era para nada íntegro de los Maldonado. Y es que Guadramiro era un pueblo en el que residían más nobles, no obstante los Maldonado sí eran la familia más relevante de todos los linajes establecidos en Guadramiro. A este respecto, a finales del siglo XVI en Guadramiro había 13 familias de nobles, cuando por ejemplo en localidades cercanas como Vitigudino y Yecla, que tenían mucha población, no tenían ni un solo hidalgo. Vitigudino, Yecla y Guadramiro eran por aquel entonces los tres pueblos más grandes de la zona comarcal más cercana.

 

Además, en Guadramiro, a parte de los nobles, la iglesia tenía mucho poder y posesiones, teniendo las cofradías y otras, muchas tierras. Hay que señalar que Guadramiro también era Vicaría central de varios pueblos (Picones, Gema, Encinasola, Traguntía, Pedro Álvaro, Pozos de Hinojo y Escuernavacas).

 

 

En Guadramiro, la hacienda de los Maldonado, aún con ser muy importante, no resultaba exageradamente llamativa con relación a diferentes hacendados de otras partes. Según el testamento que dejó Juan Antonio Maldonado (natural de Guadramiro, que murió en 1677, Señor de Hormaza, Moronta, Corregidor de Toro y Capitán de la Nobleza de Salamanca en el reinado de Felipe IV, al que sirvió en la frontera con Portugal) su propiedad en Guadramiro se concretaba en 1 palacio, 7 casas, 174 tierras y 5 prados alcanzando un total de 300 Has. Y si bien algunas parcelas eran de gran tamaño, una tenía 20 Has, otra unas 7, dos unas 5 y otras treinta 2 Has. Por todo ello nunca pudieron ostentar el titulo de señores de Guadramiro, aunque fuera su eje central.

 

Dicha familia fue incrementando su riqueza, tanto con el buen funcionamiento y administración de su hacienda, como con los diversos casamientos de los herederos, como el de Gonzalo Maldonado Dávila (natural de Guadramiro, caballero de la Orden de Santiago, y Menino (paje real) de la Reina Madre Doña Mariana de Austria con María Antonia de Porres y Tapia (hija del Señor de Castellanos, don Alonso de Tapia Porres y Monroy, regidor perpetuo de Segovia). Fruto de este matrimonio los Maldonado heredaron la gran finca de Castellanos de la Cañada (1028 Has), en el término de Diego Álvaro de la provincia de Ávila, entre otras. De dicho enlace y rama, años después, es de donde la descendencia tomaría el nombre preeminente del título, al ser elevado el Señorío de Castellanos a la categoría de Marquesado.

 

Hay que señalar la importancia y cargos que ocuparon muchos de los miembros de esta rama de los Maldonado. Así, el hijo de Gonzalo y María Antonia, José Manuel, llegó a ser regidor de Salamanca.

 

Con el correr de los siglos, los nobles dejaron sus palacios o castillos, y saliendo del ámbito rural, pasaron a vivir en las ciudades. Más tarde cambiaron de residencia estableciéndose en la corte. El hecho, naturalmente tuvo muchas excepciones en los dos sentidos: los que no mudaron de domicilio y los que lo hicieron con desfase. Desde finales de la Edad Media, Salamanca se fue urbanizando con palacios nobiliarios (Abarca, Maldonado, Pimentel, Figueroa, Montellano, etc.) y así, pese a títulos como el de conde de Grajal, Conde del Troncoso o Duque de Alba, ninguno vivía permanentemente en los lugares que le dieron nombre a sus títulos.

 

Por su parte, el Marques de Castellanos no estableció su domicilio en Salamanca hasta bien entrado el siglo XVIII, pasando buenas temporadas también en Guadramiro, donde dejó fijado a su administrador, el cual, habitaba en el palacio.

El palacio que tendría a partir de entonces en Salamanca estaba situado en la Calle Prior haciendo esquina con la Plaza de Monterrey, frente al del Duque de Alba. En el edificio moderno que hoy existe en su lugar, aun se conserva su gran escudo con las flores de lis, escudo que aún no llevaba la corona de Marqués, ya que dicho título no le fue concedido hasta 1763, y que sí la llevarían ya otros escudos que tuvieron en otras casas y palacios que llegó a albergar en Salamanca, como lo que hoy es el Hotel de Castellanos, en la calle San Pablo.

 

En cuanto a los Maldonado que llegaron a ser titulares del Marquesado, el primer Marqués y Vizconde de Hormazafue José Vicente Maldonado (que falleció en 1801). A él le siguió como segundo marqués Vicente Ramón Maldonado, seguido en el título por José María Maldonado.

 

El cuarto Marqués fue José Maldonado y Acebes, quien fue una figura muy relevante a nivel provincial y nacional. Fue un hombre especialmente culto, que se casó en Madrid, acudiendo a su boda 3 Duques, 5 Marqueses y 2 Condes (sin contar los familiares de la novia, sus hermanos y otros parientes). En este sentido, hay que señalar que sus velaciones de boda se celebraron en Guadramiro, lo cual demuestra su especial vinculación aún con Guadramiro.

 

 

Asimismo, cabe indicar que durante varios años fue Senador del Reino, así como presidente de la Diputación de Salamanca, para la cual se presentó por el partido de Vitigudino, arrasando en las votaciones. Fue también vocal de la Junta de Agricultura y Gobernador Civil de Salamanca.

 

En cuanto a la fortuna y posesiones alcanzadas, gracias a su herencia y buena administración era de las más grandes de España. Destacaban sus dos palacios de Madrid (calle Cervantes y calle San Agustín), los de Salamanca (calle Prior y calle San Pablo), otra casa en la calle Tahonas, el palacio de Guadramiro, el de la finca de Castellanos de la Cañada, otra casa en Maza de Alba, otro palacio en Paradinas y en Juarros de Voltoya (Segovía) además de otras casas.

 

También destacaban las grandes huertas que tenía en Salas Bajas en Salamanca, junto a la ribera del Tormes, además de todo el inventario de objetos de sus casas, cuadros de Goya… Poseían 844 tierras repartidas en 12 pueblos de Ávila, otras 2476 en 22 pueblos de Segovia, 357 en 8 pueblos salmantinos y 463 en 9 pueblos de Valladolid. A ello se sumaban 13 grandes dehesas, siendo la más grande la de Encinasola, seguida de la de Castellanos de la Cañada y El Payo, Galinduste, Barceo, Terradillos, Mozárbez, Moronta y Valdemierque. Entre las 13 sumaba 8.054 hectareas. En este sentido, hay que indicar que toda su fortuna costó más de dos años de trabajo calcularla por parte de los administradores del Reino.

 

Por otro lado, este Marqués realizó interesantes compra-ventas. Así, vendió casas y posesiones en Valderrodrigo, Vitigudino, Encinasola, Fuentes de Masueco,i ncluso alguna casa en Guadramiro, pero en cambio en Guadramiro compraba tierras, a la cofradía de San Sebastián y Nuestra Señora del Árbol, resultando curioso que comprara al Obispado de Salamanca la ermita de San Sebastián en Guadramiro, una ermita de muy buenas proporciones.

 

Finalmente, José Maldonado y Acebes murió en 1871, a los 53 años, yéndose con él la enorme importancia y riqueza conseguida, pues su patrimonio fue dividido en cinco partes (cuatro hijos y una segunda esposa). Este hecho, unido a las desamortizaciones, y a la subdivisión del patrimonio repartido entre los numerosos hijos de sus herederos, así como las ventas de propiedades realizadas por éstos (como el palacio o la ermita de San Sebastián,en Guadramiro, hoy desaparecidos tras ser vendidos en los años 40), hicieron que el poderío de los Maldonado pasase a formar parte de la historia.

 

No obstante, como testigo de ese pasado glorioso de los Maldonado en la zona, hoy el escudo de Guadramiro, se compone de dos cuarteles, en uno de los cuales se pueden observar las 5 flores de lis en honor a esta familia tan relevante en la historia de Guadramiro, al que acompañaría en el blasón un torreón, en homenaje a la torre campanario-defensiva de la iglesia parroquial, símbolo visual y representativo de esta vieja villa.

 



 

ASOCIACIÓN CULTURAL LA ANTANICA (GUADRAMIRO)

Asociación para la defensa de la historia, las tradiciones, la cultura y el patrimonio de Guadramiro y su comarca.