Torre - Fortaleza de Guadramiro.

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Vista oeste-frontal.

 

La torre de Guadramiro está declara Bien de Interés Cultural. Fue construida en la época de los Reyes Católicos, siglo XV.

Su estilo es claramente Isabelino, también llamado plateresco, hispano-flamenco, o estilo de los Reyes Católicos. Es un estilo que representa la transición entre el gótico final y el renacimiento inicial. Éste, introduce varios elementos decorativos y una constante ornamentación con bolas.

La torre de Guadramiro parece ser que se edificó para desempeñar dos funciones; una como campanario de la futura iglesia de El Salvador, la cual se construyó años después a su linde. Y  otra, como fortaleza y defensa del palacio de los Maldonado, que se localizaba muy cerca de la torre, además de atalaya defensiva de la villa.

 

La situación de la torre  fue bien elegida, ya que se encuentra edificada sobre un altozano que presenta el terreno natural si observamos el relieve del casco urbano.

No es la zona más elevada de los alrededores, ya que Guadramiro se encuentra situado entre cuatro cerros de mayor entidad que éste, los cuales sirven un poco de cobijo al caserío del pueblo. Pero no hay duda que dentro de los límites que conforman el casco urbano, la torre se erige sobre el lugar de mayor elevación ocupando además el centro de la villa.

Las zonas en verde son los puntos más elevados de los tesos que rodean al pueblo.

Esta construida toda de cantería de granito, con piedras bien labradas y regulares, siendo de mayor tamaño las cercanas a la base como es normal.

Las dimensiones de la base son 14 metros por 5 metros, ocupando un área de 70 metros cuadrados, y la altura de la torre es de 23 metros.

Esta torre no es nada común, tiene varias peculiaridades que la hacen ser única e inconfundible con otras:

Primeramente cabe citar su gran anchura frontal; que se corresponde con la anchura de parte de la iglesia.

La estructura es otra característica distintiva de esta fortaleza, siendo rectangular pero con la peculiaridad de estar disminuida a media altura. Este detalle le da un aire más elegante y señorial.

Los arcos también le dan cierta identidad: por la parte frontal (oeste) por el hecho de tener tres arcos para campanas, cuando lo normal es que las torres tengan dos. Y por la parte Este, por donde sale el sol destacan sus dos arcos de tremendas dimensiones. Son dos ventanales nada comunes y poco vistos en torres; tan grandes que se hace imposible imaginar una campana colgada en ellos. Le dan gran estética a la construcción.

Pero lo que le hace destacar es su remate final, su crestería a modo de corona como la mejor de las reinas. Está decorada con unos grandísimos pináculos góticos de dos metros de altura combinados con otros más pequeños con forma de pirámide. Es el único ejemplo en la provincia de Salamanca que presenta estos pináculos con pomas.

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Además la torre está ornamentada en todas sus esquinas y cornisas con bolas, definiéndose claramente el estilo Isabelino. Hay que señalar, que el palacio de los Maldonado (Vizcondes de Hormaza-Señores de Moronta), cercano a la torre, y construido en la misma época, presentaba la misma decoración de bolas en vanos y cornisas.

También va rematada con cuatro gárgolas en sus cuatro esquinas en la parte más alta. Durante la Edad Media, las gárgolas se utilizaron como desagües y sumideros a través de los cuales se expulsaba el agua de la lluvia, evitando que cayera por las paredes y erosionara la piedra.

La torre, como hemos dicho antes, se hizo ya pensando en la iglesia que se construiría después y muchos de sus detalles arquitectónicos así lo atestiguan. 

Aunque en la actualidad no lo parezca desde el exterior, guarda una bóveda de medio cañón en la parte baja. Inicialmente se podía pasar por debajo de la torre igualmente que por debajo del ojo de un puente. Se hizo para que fuera la puerta principal de acceso a la futura iglesia de El Salvador.

Hoy en día esta puerta está tapada con piedras de las mismas características que las del resto de la torre, pero dejando lugar para una ventana que permite el paso de luz al interior de la bóveda. A pesar de este tapiado se sigue entreviendo el arco que forman las piedras en el exterior. 

Actualmente, el espacio que se abre bajo la bóveda forma una sala dedicada a la  pila bautismal, separada por otra pared y portada del resto de la iglesia. Esta portada se haya decorada con bolas y trenzados en la piedra dignos de ver.

 

 

Esta portada era la Antigua Puerta Principal a la iglesia, a la cual se accedía por debajo de la torre. Tenía otras puertas de madera. Posteriormente se tapó el acceso (foto anterior a esta) y en ésta portada se quitaron las puertas existentes, sustituyéndolas por éstas, que son enrejadas y comunican el bautisterio con la iglesia.

 

Recreación de como serí el acceso antes del tapiado de la puerta.

Puerta principal tapiada

 

Cercano a la parte central de la fachada Oeste de la torre, justo encima de la bóveda o puerta de entrada surge una pequeña ventana abocinada que va creciendo hacia el Este de la torre para terminar formando una ventana de mayor tamaño. Se trata de una ventana para dar claridad a la futura iglesia y que determinó ya un poco como debería de ser la altura mínima de la iglesia.

Hasta hace bien poco sólo se conocía la puerta de acceso al campanario y la de entrada al bautisterio (antigua puerta principal) desde la parte baja. Pero la torre tiene otras dos puertas en la zona Oeste, hoy comunicadas con la iglesia; se descubrieron en el año 1992 al picar las paredes de la iglesia para mostrar su cantería. Anteriormente habían sido cegadas por razones hoy desconocidas.

 

 

Una de las dos puertas descubiertas se localiza a la altura del coro, y comunica con las escaleras de caracol. Esto nos indica que inicialmente se podía subir a la torre o desde la parte baja o desde el coro. Inicialmente el coro estaba un poco más elebado. Iba todo sujeto en un gran arco de piedra. Por causas desconocidas el viejo coro desapareció y fue sustituido por uno más simple de madera. Simplemente se conservaron parte de dos columnas de piedra, que hoy sirven para sujetar el actual. En la propia torre aun se ve el arco de las piedras que marca por donde iba el viejo coro.

También hay que citar ,que la torre tiene dos ventanas abocinadas en la parte sur para dar luz a las escaleras. Se trata de unas ventanas estrechas dado su carácter militar.

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La otra puerta descubierta se localiza en el otro extremo de la parte baja. Forma un entrante hacia la torre y de repente se termina. Esta cavidad es el lugar original de la pila bautismal, antes de que se trasladara al sitio actual; despues de sellar la puerta principal de la torre.

Leyendas populares indican la existencia de pasadizos subterraneos, conectados con el antiguo palacio, incluso se ha habla de la existencia de una posible cripta. Se ha transmitido de boca en boca, generación tras generación, hasta llegar a nuestros días. No sabemos si se trata de algo real o simplempente son leyendas.

 

La torre tiene además un amplio campanario, desde el cual se controlan todos los accesos al pueblo, lo cual es importantísimo para la defensa de un pueblo. Como se ha redactado anteriormente tiene tres arcos en la parte frontal, otros dos grandísimos al Alba, uno en la parte Norte y otro en la Sur.

 

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Actualmente hay 5 campanas: tras la restauración o refundido de cuatro de ellas en el año 2012. Tres de ellas están colocadas en la parte principal, una en cada arco. Otras dos más pequeñas, conocidas como "campanos" cuelgan del arco sur. 

También fueron sustituidos los 5 yugos de madera (deteriorados por el paso del tiempo) por otros de hierro.

Anteriormente, tras varios años en el olvido solo tres campanas  quedaban colgadas en el frontal de la torre.

Una en cada arco:

 La GRANDE (rota), dicen los mayores del lugar que de gran toque,  fechada en 1746 , estaba situada en el medio.

 La MEDIANA (la única que no se ha refundido; de excelente toque) a su derecha, sin fecha alguna debido a la erosión de los años. Probablemente ahí yacente desde la construcción de la magnífica torre plateresca.

Y la pequeña , 1743 (de peor toque) a la izquierda.

Todas ellas  estaban sobre yugos de madera en peligro de desprendimiento, debido al paso de los siglos.

Los dos campanos, 1687 y 1696, en el pasado colocados en la ventana sur, se hallaban rotos en el suelo del campanario.


El toque de campana ha formado parte de la vida cotidiana de Guadramiro desde tiempos inmemorables. Se puede decir que las campanas hablan a través de sus tañidos, avisando a sus gentes de los acontecimientos cotidianos o extraordinarios más diversos.

 A toque de campana se reunían los vecinos a concejo o hacendera, el toque a tormenta alejaba los nublados con las ondas sonoras, el toque a arrebato alertaba inmediatamente a todo el pueblo de un fuego o cualquier desgracia. Servían de aviso para defenderse lo antes posible. 

El toque a muerto era estremecedor cuando lo hacían con las dos campanas grandes. “Llegaban tan adentro que a la gente le entraban ganas de llorar”.

Y el repique de campanas anunciaba fiesta, volteaban las tres campanas llenando el pueblo de alegría  hasta el último  rincón. Se tocaba en las fiestas y en las vísperas también. Provocaban sentimientos imposibles de explicar con su infinidad de toques. Los mayores del lugar no lo pueden olvidar, aquellos toques a corpus y procesiones tan especiales con su toque indescriptible y lleno de sentimiento.

 

Tras la restauración se ha vuelto a recuperar muchos de los toques; aunque algunos dicen que no tocan como las antiguas…

Ahora tenemos 4 nuevas junto con la anterior ,” la antigua”, “la dama”, “la conservada” de las 5, intercalando su gran toque con sus nuevas compañeras haciendo de vigía de los guadramirenses esperemos que por siglos y siglos.

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La más grande de las nuevas, de 400 kg, ahora se sitúa en el medio de los tres arcos, ocupando el lugar donde estaba la de mayor tamaño de las anteriores. Aunque ahora ya no es la más grande, privilegio que ostenta la antigua que se conservó.

 

A su izquierda otra más pequeña, que es la que hace de reloj día a día dando las horas en punto, haciendo más ameno el día en Guadramiro, dando cierta “vidilla” medieval, tan presente en la arquitectura tradicional guadramirense.

 

Y en el arco sur; los dos campanos, juntos, como estaban antiguamente, los cuales dan un “toquecillo” en las horas medias del día.


Todas ellas colgadas y seguras, automatizadas; simplemente pulsando una tecla se toca a “misa de domingo”, a “misa de diario”, a “muerte”, “fuego” o “clamor”, o al bonito “efecto volteo” durante 10 minutos. Aun así tienen badajos y pueden ser tocadas al estilo manual.
 

En su día también hubo un reloj mecánico en el campanario. Sobre un gran entablado aún perviven los restos de sus engranajes y maquinaria. Parece ser que el reloj estaba colocado en el ventanal de la parte Norte de la torre.

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 La torre a lo largo de la historia ha servido de defensa de la villa de Guadramiro como cualquier castillo debido a sus dimensiones y su situación, pero  nunca estuvo sola.

Como hemos redactado anteriormente Guadramiro se encuentra situado entre cuatro cerros, y en lo alto de tres de ellos había tres ermitas, además de la del Humilladero.

 Hoy solo pervive una, la situada al Este del pueblo en el teso de Nuestra Señora, la más grande de las que existieron, con dimensiones exageradas para ser una ermita.

Las otras ermitas eran la de San Sebastián al Norte del pueblo, y la de San Cristóbal al Oeste.

Las tres estaban situadas estratégicamente en lugares  altos sirviendo de vigilancia y comunicación rápida con la torre y el resto del pueblo ante cualquier alerta mediante el sonido de sus campanas. Había cierta relación religiosa-militar en este tipo de construcciones.

Pero la torre no solo se construyó con los fines anteriormente descritos. La construcción de un edificio así era un reflejo de la economía del pueblo, un símbolo de poder y a la vez una seña de identidad como consecuencia del afán de destacar entre el resto de los pueblos y aldeas.

 

 

Guadramiro en aquella época era uno de los pueblos con mayor población de la comarca, además destacaba por la cantidad de nobles, hidalgos y clérigos con respecto a otras poblaciones. Todo esto ayudaba a la hora de realizar una obra de tal envergadura, en la cual se involucraba todo el pueblo.

El tamaño y la calidad de estos edificios definían la importancia de los pueblos, además atraía gente y mercados tan importantes en esa época.

La torre de Guadramiro fue durante muchos años la más esbelta de la comarca siendo la referencia en dimensiones y arquitectura. Como se puede comprobar en la actualidad no hay ninguna torre de esta antigüedad que la pueda superar.

 

Solamente tres torres de la época son similares en muchos aspectos sin alcanzar, sin embargo, en conjunción a la de Guadramiro. Las torres de Masueco, Pereña de la Ribera y Villavieja de Yeltes son torres del mismo siglo que la de Guadramiro y que claramente marcan un estilo  dentro de los límites de la zona Oeste Salmantina.

En las cuatro la estructura es muy parecida y  la base prácticamente es igual. La decoración con bolas es idéntica en las cuatro, además de la ventana central para dar luz a la iglesia. Todas ellas  tienen tres arcos frontales para campanas. La de Masueco también tuvo tres, pero se taparon posteriormente para darle cierto levante, haciendo luego solo dos arcos.

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Torre de Villavieja de Yeltes. La entrada a la iglesia por la torre es igual que lo era en la de Guadramiro. Después de un portalillo formado debajo de la torre mediante una bóveda de cañón aparecia la portada de acceso a la iglesia.

 

Estas cuatro torres guardan parecidos muy similares, lo cual indica que durante algunos años, este estilo fue el predominante en la comarca. Un estilo hispano- flamenco muy atractivo si lo comparamos con las sencillas espadañas comunes en el resto de aldeas.

“También incita a pensar que el maestro o arquitecto fuera el mismo en las cuatro”. Autor hasta hoy desconocido en todas ellas. Se conoce el autor de la iglesia de Masueco pero no el de la torre.  Si el maestro hubiera sido el mismo en todas ellas, queda patente que la construcción de Guadramiro fue su obra estelar, quizás también debido a unas mejores condiciones económicas.

Un siglo después, ya a finales del XVI, fueron surgiendo nuevas torres en la comarca, como son las de Vitigudino y Aldeadavila de la Rivera. Éstas, se puede decir que desbancaron en cierta medida a la de Guadramiro, debido a su altura y modernidad. Pero con la ventaja de edificarse muchos años después, con nuevas técnicas y otras características socio-culturales, lo cual le resta valor en comparación a torres como la de Guadramiro , Villavieja, Masueco y Pereña, que permanecieron en pie desde tiempos anteriores elevando el orgullo de sus gentes.

 

La iglesia de Guadramiro también es de buena factura, destacando por sus dimensiones, pero siempre se ha visto eclipsada por el señorío de su torreGómez Moreno dijo del conjunto que únicamente destacaba la torre, al igual que Pascual Madoz, a la que se refirió como torre fortísima, coronada con almenas.

Pero la iglesia también esconde obras de gran interés y sus dimensiones nos hablan del pasado de Guadramiro, con capacidad de pueblo grande. Normalmente se refleja en la iglesia el pasado demográfico y la vitalidad de cada pueblo.

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La torre de Guadramiro siempre ha sido un símbolo y seña de identidad para los guadramirenses, marcando con orgullo la silueta del pueblo desde la distancia.

Desde hace unos años también se puede observar por las noches debido a su bonita iluminación, la cual nos muestra una de sus imágenes más bellas, que por unos momentos nos hace retroceder con la imaginación en el tiempo, a cuando Guadramiro fue un verdadero pueblo de pueblos.

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Por todo ello, era indiscutible que ocupara un lugar en el escudo de armas de la villa, junto a las cinco flores de lis de los Maldonado, los Marqueses que un día empezaron a escribir la gloriosa historia de este pueblo que tenemos el deber de conservar.

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A.C. La Antanica

 

HIMNO A LAS CAMPANAS

Tiene mi pueblo una iglesia,

con su torre y tres campanas,

y cuando llega el Domingo

tocan alegres y ufanas.

 

Con su potente sonido

y su alegre repicar,

llaman a todos los fieles

a que acudan a rezar.

 

Son cual pastor de rebaño

que al sonar de su silbido,

llaman al que está disperso

y a aquel que está distraido.

 

Desde su hermosa atalaya

a todo el pueblo vigilan,

y si hay un acontecer

lo pregonan y publican.

 

El día que naci yo

repicaron de alegría,

y tristes han de sonar

cuando yo me muera un día.

 

Campanas de buen metal

hechas por manos curtidas,

para poder soportar

del tiempo las embestidas.

 

Y aunque este ha echo su mella

y ha dañado su metal,

ellas siguen en la torre

capeando el temporal.

 

!Campanitas de la iglesia

repicar con alegría,

que si dejarais de hacerlo

de pena me moriría!

 

Al pueblo de Guadramiro

se le alegra el corazón,

cuando repican a fiesta

tocando su "ding dong"

 

Ding don, ding don

tocando con su ding dón,

ding don, ding don

tocando con su ding don.

 

PEPITA CALLES