Quintos

Última celebración de los Quintos en Guadramiro

     

Guadramiro celebraba sus fiestas de Quintos coincidiendo con lo días de Carnaval.

Se sucedían durante tres jornadas seguidas, además de la del Jueves Merendero, en la que los quintos amenizaban y organizaban la fiesta.

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Todo comenzaba el domingo, primer día de Carnaval, con la asistencia a misa. Al salir de la eucaristía, se reunían todos los mozos para colocar los carros, que serían utilizados para correr los gallos y romper las cantaras llenas de sorpresas.

Se colocaban de pino y uno en frente del otro. Por la parte superior se cruzaba una soga atada de un carro a otro, y en la mitad se colgaba un gallo (cada quinto llevaba un gallo vivo).

Por la tarde empezaba la ceremonia.Los quintos debían arrancar la cabeza del gallo tirando de ella cada vez que pasaran debajo montados en los caballos, que eran adornados con flores que le habían puesto las mozas. Una vez arrancada la cabeza del primer gallo, se seguía el mismo ritual con los otros gallos hasta acabar con todas las aves que habían llevado los quintos.

Finalizado este acto, se colgaban cántaras que tenían “algo” para la gente. Ese “algo” era una de las mayores sorpresas de la tarde por observar qué llevaban en su interior las vasijas. Las cántaras se tenían que romper dándoles con la mano cada vez que el quinto pasaba por debajo. Una vasija tenía harina que cegaba, otra barro que manchaba, aquella un gato que saltaba con rabia, esta otra palomas asustadas y, así, hasta completar el total de quintos.

A continuación tenía lugar la carrera de caballos. Todos estos actos estaban acompañados como no podía ser menos en aquellos tiempos, por la música de un tamborilero.

Por la noche se celebraba un ameno baile. Al final la primera sesión, los quintos iban a comer los gallos y la alegría seguía con la segunda sesión de baile. Los quintos llevaban bonitas capas y sombreros adornados con flores.

 

Esta noche los quintos dormían en cualquier pajar, o no dormían.

El lunes comenzaba la fiesta con disparos de cohetes, que tiraban los quintos por la mañana, para que se supiera que empezaba el aguinaldo.

Quintos en la decada de los 70, Guadramiro.

Los mozos recorrían el pueblo llamando a todas las casas, porque cada cual daba a los quintos lo que creyera oportuno: longaniza, legumbres, jamón, patatas, huevos, dulces… Esta marcha petitoria estaba integrada por los quintos, los ayudantes ( que llevaban cestas con el aguinaldo), las mozas en edad de enamorar y por supuesto por el tamborilero.

Por la noche de nuevo había baile en Guadramiro.

También Guadramiro conmemoraba, dentro de su fiesta de quintos, otro acto ancestral en el que el protagonista era un animal simulado: la vaca. El Martes de Carnaval, la fiesta comenzaba sobre las cuatro de la tarde, que se celebraba “La Vaca la Manta”.

 

Todo el pueblo, desde el más mayor al más pequeño se daba cita en la plaza mayor del pueblo, pero nadie se quedaba en casa.

"La Vaca la Manta", así llamada en Guadramiro, se trataba de un ritual agrario-ganadero, que se celebraba desde épocas ancestrales para pedir la fertilidad, con la vaca como principal protagonista.

Configuraban mascaradas invernales muy comunes en algunos pueblos de zamora y salamanca. No se celebraba en todos los pueblos, solo en algunos, siendo conocido tal acto por distintos nombres en cada pueblo. En algunos es conocido como la vaca, otros simplemente como la mascarada o careto, en otros mascarada de San Antón y en el cercano pueblo de Villavieja de Yeltes como "La Vaca Prima".

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Vaca la manta de los niños. Años 60

La parte más esencial de este rito era la comedia que representaban, sin vaca verdadera, como protagonistas "el obispo", "el pelele", "el sembrador", "la vaca" y "los toreros".  

En esta fotografía a la izquierda se puede observar el Pelele en la Plaza de Guadramiro.

Un mozo, normalmente joven y fuerte era el que se disfrazaba de vaca, con su cornamenta, cencerros y manta para intentar cubrirse y representar el cuerpo del animal.A veces se pintaba también la cara.

Otro mozo se supone que era el "sembrador", con sus típicos "ropajes" y era el encargado de llevar y tirar la ceniza.También llevaba cencerros colgados.

No faltaba el tamborilero, para amenizar la espera y hacerla más alegre y amena.

El acto comenzaba, cuando el disfrazado de "obispo" daba eñ discurso ante la gente: alertando y culpundo al "pelele o bicho" de todos los males ocurridos en el pueblo, recordando que tras la ceniza llega la época de cuaresma.

Tras ello, comenzaba el espectáculo, corriendo la vaca detrás del pelele entre la gente. Y tras la vaca corría el sembrador con la ceniza. Corría la vaca y el sembrador a la vez detrás de las mozas y niños del pueblo para más diversión. Las mozas escapaban intentando librar la ceniza y la vaca, unas con más suerte y otras con menos. La gente más mayor se divertía viendo tal representación.

Al final la vaca, cogia y corneaba al pelele acabando con el.

Para celebrarlo salían los toreros y toreaban la vaca a modo de charlotada. Tras ello, si el mozo aguantaba continuaba la persecución tras las mozas y los más jóvenes, los cuales acababan llenos de ceniza y paja; pero la gente gozaba con esta tradición tan antigua y sorprendente.

 

 

En la noche, el tamborilero llamaba nuevamente a baile, muy concurrido por los casados, no dejaba de ser su propio día. Por tanto, existía mucho ambiente en Guadramiro, porque era la despedida de los Carnavales.

ASOCIACIÓN CULTURAL LA ANTANICA

Asociación por la defensa del patrimonio, historia, cultura y tradiciones de Guadramiro.

 

 

En el pueblo Guadramiro,

Siempre hay algo que contar,

Si no es por año nuevo,

Es luego por carnaval.

 

El carnaval en este pueblo,

Es fiesta de tradición,

Donde todos se divierten,

Cada cual baila a su son.

 

En esta fiesta los quintos,

Son los protagonistas,

La organizan a su aire,

Y luego se les critica.

 

Cuatro han sido los quintos,

De este ochenta y siete,

Alegres y buenos mozos,

Como el pueblo se merece.

 

El primero era Tomás,

Desciende de los Galanos,

Le sigue Pedro el del bar,

Al que perico llamamos.

 

El tercero es Isidoro,

El hijo del alguacil,

El cuarto el de la Fidela,

Y que se llama Martín.

 

La fiesta comienza el Jueves,

Llamado de merendero,

Con una sesión de baile,

Al son del tamborilero.

 

El domingo por la tarde,

Adornados los caballos,

Y preparados los quintos,

Se van a correr los gallos.

 

Ya suena el tamboril,

Suenan cohetes y petardos,

Y toda la gente acude,

Para ver correr los gallos.

 

Algún quinto pasa apuros,

En el manejo del caballo,

No las han visto más gordas,

No se entera ni el gallo.

 

Terminada la función,

Los caballo van a correr,

Y el que no llega primero,

Es porque llega después.

 

El ganador fue Isidoro,

Le ganó al de los galanos,

Martín le sigue a la zaga,

Y Pedro salió rodando.

 

Por la tarde y por la noche,

Grandes sesiones de baile,

Agarrados o folclore,

Entre máscaras y disfraces.

 

Los quintos cenan los gallos,

En petitoria en el bar,

Y en vez de marcharse a casa,

Duermen en cualquier pajar.

 

El lunes por la mañana,

No mucho han madrugado,

Y disparando unos cohetes,

La fiesta ha comenzado.

 

Los quintos y acompañantes,

Con cesta capa y sombrero

Van pidiendo el aguinaldo,

Por las casas de este pueblo.

 

Las señoras con agrado,

Chorizo y huevos le dan,

Garbanzos o dinero,

Cada cual su voluntad.

 

Ellos en agradecimiento,

A todas echan un baile,

También llevan la garrafa,

A todos hay que invitarle.

 

Por la tarde y por la noche,

Como en el día anterior,

Bailes y disfraces,

Otros hacen el amor.

 

El martes, y ultimo día,

Se llama de los casados,

Hoy ya no es así,

Los charros se han olvidado.

 

Día de vaca la manta,

Es la última novedad,

Y juntos celebran la fiesta,

Casados y mocedad.

 

Y este ha sido señores,

Carnaval ochenta y siete,

Nos despedimos hasta otro año,

Y que viva la buena gente.

 

ZACARIAS HERRERO

Revista Local EL ÁLAMO 1987